domingo, 31 de agosto de 2014

Capitulo 31






Las torturadas horas pasaban sin que Santana abriera sus ojos para el desespero de Brittany. Al principio la habían subido a una planta donde habían varias personas que sufrían paradas cerebrales y comas de diversos tipos, para mas tarde trasladarla a una habitación individual, donde lo más humano y acogedor encontrado en ella era la mano de Brittany abrazada a la de Santana. No podía soportar la frialdad de esa habitación, los aparatos alrededor de Santana, y ese terrible olor a desinfectante que deambulaban por todo el hospital.

Los demás aun no habían pasado a la habitación, ni habían visto a Santana en ningún momento, consideraron que debían dejar a Brittany a solas por unos minutos mas junto a ella, Mía ya había movido papeles demandando a aquel inhumano, y Quinn ya había ofrecido sus servicios y los de su equipo para estar en la punta del cañón contra el mismo objetivo que todos en aquel pasillo, también tenían a la prensa controlada prohibiendo que ninguna cámara o periodista se acercase al hospital ni a ningún allegado.

El doctor Llanes entro en la habitación sin apenas romper el silencio que era profanado por algún que otro penetrante sonido de las maquinas que ayudaban a Santana a aferrarse a la vida. Se acerco a los pies de la cama y miro a Brittany, quien reposaba su cabeza sobre el filo de la cama sin dejar de acariciar la mano de su mujer.

-Creo que seria buena idea que fuera a descansar a su casa...-dijo el doctor con voz tierna, haciendo que esta se sobresaltase un poco al o irlo

-Eh... no le he oído entrar...-dijo Brittany colocándose un poco en la silla pero sin soltar a Santana

-No se preocupe, pero debería ir a su casa y cambiarse de ropa por lo menos, llevas aquí todo el día y la noche anterior...- dijo el doctor al ver aun su ropa manchada de sangre

-No voy a irme...-dijo esta apartando su mirada de el

-Ella va a estar muy bien cuidada..., vaya a su casa, dúchese, coma algo, descanse, y luego vuelva a su lado- dijo el doctor revisando a Santana

-Y si despierta... y no estoy, no voy a volver a fallarla- dijo Brittany rozando con sus labios la parte posterior de su mano

-No creo que quiera que cuando despierte la vea así... ademas todo parece ir muy bien -dijo el doctor señalando cortésmente su ropa y luego al informe medico

-Vamos Britt... yo me quedare con ella, Rachel ira contigo- dijo Quinn entrando lentamente desde el marco de la puerta sin querer mirar de bruces hacia la camilla, Brittany la miro y miraba a Santana a la vez dudosa

-Vamos...-dijo Quinn llegando hasta ella cogiéndola por los hombros

-No tardo nada Sany, volveré en unos minutos- dijo Brittany volviendo a besar su mano

-Vamos anda...-sonrío Quinn abrazándola

-No te vayas a ninguna parte Quinn hasta que yo no llegue por favor -rogó Brittany antes de romper el abrazo

-Venga vete tranquila, Rachel te esta esperando fuera- dijo Quinn sentándose en la misma silla donde estuvo ella, Brittany dio una ultima mirada a Santana y se marcho a su pesar.


Quinn hizo de tripas corazón y miro hacia la cara de su amiga, verla tan demacrada y medio desfigurada hizo que su cuerpo sintiera una ola fría y eléctrica a travez de su columna. -Todo va a estar bien, te maquillare en cuanto despiertes...- bromeo Quinn sonriendo con tristeza.


El paseo en coche fue de lo mas silencioso y gélido, Brittany no abrió la boca en todo el trayecto, ni con las bromas que Rachel inocentemente le hacia, entraron en el edificio por el parking dejando el coche donde aun estaba su casco tirado, Raquel lo recogió del suelo mientras Brittany llamaba al ascensor. Ya en su casa seguia igual de callada que en el ascensor, dejo las llaves tiradas en el cuenco de siempre y se marcho hacia la habitación, allí el olor al perfume de Santana le hizo hervir sus ojos dando un sonoro sollozo al mismo tiempo que cerraba la puerta tras ella, ando lentamente acariciando el edredón de su cama hasta llegar al baño, se miro en el espejo dándose cuenta de que su ropa estaba aun manchada de sangre, cosa que olvido una vez sostuvo a Santana de la mano.

Derramando lagrimas candentes sobre sus mejillas, dejo caer la ropa libre en la ducha mientras el agua se llevaba restos de sangre por el desagüe mezcladas con el sabor salado de sus lagrimas en sus labios.




Gracias

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